Sin título Yo descubro la noche y veo el viaje de los astros entre mis huesos Las nubes de la luna cruzan las cuencas de mis ojos, Y en el fondo del valle la aldea agrupa sus casas blancas y sus torres. La noche trae el rocío abre su oscuro espejo de flores, difunde el espanto, lanza caballos por el resplandor de las rocas. Debajo de los naranjos se reúnen los niños muertos, hacen cometas para el aire de la aurora Encienden luciérnagas en mi sombra y se miran en el fondo de los ojos donde duerme un pequeño venado. |
Rincón de Ginebra Las gaviotas rodean las torres de San Pedro, verde bronce en la niebla, tiempo de fina flecha detenido en el viento del otoño. Estos desnudos árboles que moran en la niebla, son ciegos harapientos en un profundo espejo donde vuelan los pájaros del frío. El aire gris sostiene un silencio de muros, duras piedras del pueblo, espacio de ventanas rendidas a penumbras seculares. Van solas por la bruma callejuelas de piedra, con música de puentes y martillos de herreros, en el aire sereno de pequeñas ventanas. |