VIAJE A ITALIAa los diez años, yo pensaba en el gran viaje. Llovía en el tiempo de los sueños, entre las montañas. Yo dejaba en la soledad de la casa a los perros de ojos tristes ya todos los animales que dormían bajo los astros. Yo abandonaba las pequeñas casas de colores, la noche de los buhos sobre los techos de tejas. Yo abandonaba a Canoabo, pueblo solitario, adornado de pavoreales. Yo no reconocía mi edad. Era una luciérnaga en la noche Me fui en mi burro hacia una lejanía. Iba por la selva. Mi padre en su caballo. Mi madre vestida de blanco con una sombrilla azul. Yo llevaba mi fantasma, el miedo al vecino muerto, el golpe del martillo sobre los clavos del ataúd. Y llevaba la alegría de la mañana, el canto del arrendajo, del turpial, del cristofué, la lejanía triste de la soysola. Yo pasaba por la selva lluviosa. Ese día ví por primera vez el mar, los buques, el tren, el automóvil. Por la noche en Puerto Cabello, la luz eléctrica me pareció un cielo nuevo. Esa noche conocí a Chaplin. En el barco había música. Yo iba hacia ciudades antiguas, donde viajé por primera vez en tranvía, entre bombonerías iluminadas. VIENDO EL RETRATO DE UNA NIETApero qué bella! ¡Qué bella eres! Cuando veo tu retrato me siento alegre como un delfín que salta, salta entre las olas del mar. Marianne, verás qué bello es el mar. Vé a verlo cuando sale el sol del horizonte entre los saltos de los delfines. Vé a ver el mar y viaja siempre en mis veleros que pasan por el sol del amanecer. |